La leyenda cuenta que Arquímedes dijo sobre la palanca: «Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo», y va y Licklider se inventa eso de que los ordenadores pueden formar una red, y aqui empieza todo. . .
Estaba yo escribiendo , hace unas semanas, el borrador de lo que debía ser una entrada sobre la necesidad del «empogüerment» ciudadano, cuando una pila de tareas urgentes aterrizó sobre mi mesa. Visto lo visto, hubiera resultado profética. O no tanto.
Para todos los que, de una manera u otra, pertenecemos a lo que hemos convenido llamar «blogosfera sanitaria» , no puede resultarnos extraño que la necesidad de participar en las decisiones, que hace ya tiempo percibimos en algunos de nuestros pacientes, no sea sino la extensión de una necesidad mayor, que incluye aspectos tan importantes de nuestra vida como la política (entendiendo esta como la capacidad de decidir no ya sobre nosotros, sino nuestro entorno).
Para mi ver expresada esta necesidad, de manera inequívoca, supone una gran tranquilidad. Me explico: al hablar del paciente emancipado como impulsor de un nuevo modelo, siempre me aparecía la duda de si no se trataría de despotismo ilustrado, de un nuevo paternalismo dospuntocérico. Veo hoy que no, que esa necesidad de algunos ciudadanos de tomar las riendas es una necesidad sentida, aunque aún mal articulada y expresada.
Y como fondo, el abismo que se abre entre una inteligencia colectiva, colaborativa, que surge de la interacción y la comunicación, posibilitada por la tecnología, contra unas organizaciones e instituciones que aún no son capaces de entender la necesidad de cambio, o con unas estructuras tan rígidas que les impiden moverse con los tiempos.
Las movilizaciones de estos días, es cierto, son todo menos homogeneas, pero se caracterizan por exigir la emancipación política del ciudadano, su mayoría de edad. No se trata de un movimiento antisistema, sino mas bien antimodelo, pues precisamente lo que piden es el poder para participar en la toma de decisiones, sin ceder éste a través de un voto que, a modo de cheque en blanco, entrega a las organizaciones (que no a las personas) toda la faceta política de la vida. Así, actualmente, para participar de forma efectiva en la vida pública hay que entrar en unas organizaciones y desarrollar en ellas una carrera política, escalar en la organización y profesionalizar nuestra actividad. Luego se ofrece al ciudadano unas listas cerradas de «todo o nada», donde no hay una persona cercana al ciudadano a quien votar y a quien pedir explicaciones sobre sus decisiones. ¿quien es mi diputado autonómico, el diputado nacional al que fue a parar mi voto?, ¿cómo me comunico con el?.
Estoy seguro que la mayoría de políticos son bienintencionados, y están dispuestos a dejarse la piel por los ciudadanos. Pero también estoy convencido de que no entienden absolutamente nada de lo que está pasando. Y eso que los guiños al mundo de Internet han sido continuos en esta campaña electoral (nubes de términos en los carteles, canales en redes sociales. . . ). Pero eran solo guiños, recursos de los publicistas, que si llevan tiempo moviéndose por estas aguas.
Y así, sean de derechas o de izquierdas, no entienden que ya muchos ciudadanos no quieran un modelo en el que otro toma todas las decisiones (doctor, me pongo en sus manos; señor diputado, usted sabe lo que me hace falta; . . .), y no lo quieren ahora, cuando una mayor participación directa es posible.
El porqué se está produciendo este movimiento en España es lo que quizá mas me lama la atención. Quizá en Francia, que ya tienen tradición y libro-manifiesto. . . Quizá en Alemania, con mayor conciencia social (al menos, antes de que Ángela lo redujese todo a cenizas). . .Grecia, Portugal, Irlanda, con el estado intervenido. . . Pero ¿en España?
Miremos un poquito hacia atrás. Esa capacidad de auto-organización y movilización es muy nuestra, y siempre se ha producido pero sólo ante un gran revulsivo (pantanada en Valencia, «manos blancas», «nunca mais» y chapapote, 11-M y dias post atentado, terremoto en Lorca. . . Son iniciativas expontaneas (aunque luego se hayan instrumentalizado algunas, oficializado otras). Y en cada una de ellas la gente se ha movilidad con las posibilidades de la época: teléfono, correo electrónico, cadenas de SMS.
Lo novedoso del movimiento democraciarealya es que no surge ante un desencadenante concreto, sino ante una situación mas coyuntural. Vamos ya por dos o tres «generaciones perdidas» consecutivas, que no pudieron beneficiarse de los años de vacas gordas, pero sobre quienes recaen las recetas neoliberales para solucionar la crisis del neoliberalismo. Y no hay que olvidar que es ahora cuando tenemos la tecnología que permite estar informado, comunicarse y movilizarse.
Durante años, el flujo vertical de la información nos ha hecho creer que la cultura árabe es incompatible con la democracia, o que el fenómeno ni-ni surge del adocenamiento. Congratulémonos de que no sea así.
¿Cual será el recorrido de este movimiento?, ¿acabará instrumentalizándose?.
De momento, contar con ciudadanos que quieren implicarse, debe ser un motivo suficiente de satisfacción. Esperemos que esta exigencia, sirva de escusa a organizaciones e instituciones para iniciar el cambio.
Mi percepción es que el espíritu se extenderá en breve por Europa (¿o no se iniciaron realmente en Bélgica, bajo un modelo muy similar?. Aunque los ciudadanos de cada estado tienen sus propias motivaciones y características, el viento de cambio es global, y se desarrollará allí donde las personas sena capaces de estar conectadas.
Si el Departamento de Defensa de EEUU hubiera podido prever el futuro, jamás hubiera liberado el arma mas poderosa jamás concebida: Internet.